No existo

Hay veces que sienta extraordinariamente bien no existir, estar desconectado, desaparecer, que nadie te vea. Después de la sobredosis de miradas hacia uno que supone todo inicio de curso, no está nada mal no existir. Eso creo que me ha querido recordarme este blog, que a veces me manda mensajes en clave. Al verlo hoy, él no me ha visto. Prometo que no hay truco. Perfecto: no existo. Y ustedes perdonen la tontería. O a lo mejor no es tanta tontería este tipo de inexistencia mía y es un deseo de más de uno… Y puede que sea injusto, porque se me antoja que hay demasiada gente queriendo justo lo contrario: existir. Paradojas de esta ¿civilización? nuestra: se cruzan los deseos de desaparacer con los de aparecer, existir, de algún modo.

Acerca de Juanjo

Profesor de Filosofía

Un Comentario

  1. Qué gusto… A veces por la noche adopto la posición de «muerta», a ver qué tal se está sin existir… Me preparo, por si acaso… Tengo la impresión de que a quien duerme conmigo no le hace mucha gracia el número…
    Siento muchas veces mi irrelevancia, mi inexistencia… Y está bien, porque es así…

    Hala, a ver si escribes un post con el que no me «identifique» o con el que discrepe… Que de vez en cuando, este cuerpo hecho al más allá, quiere marcha en este más acá… 🙂

    Gracias otra vez

  2. Sí, a mí también me pasó, pero me entraron ganas de decirle al Contador: «Oye, ¿cómo 0?; que estoy aquí.» Luego me di cuenta de que, para volverme loco, ya lo único que me faltaba era hablar con el PC. Y, como Gunilla, el del anuncio de la Fanta, me quedé no siendo ni 1, sino 0 (no sé si a la izquierda o a la derecha). Cuando vives sólo, y el Contador no te cuenta, necesitas levantarte para ver si no será que estás en otra habitación y no, como crees, delante del ordenador. Algunos dicen que cuando pasa esto, es porque se tiene muy baja la autoestima bloguera y ni el Contador te cuenta. ¡Ja! Un abrazo.

    P.D.: Juro que no tengo ni una gota de alcohol en el cuerpo, sólo he cenado un colacao con galletas y un plátano. No sé si me habrán sentado mal.

  3. «Cuando vives solo…» (sin acento, lapsus mentis)

  4. Mira, no tengo ese problema. Como paso más tiempo «desaparecido en combate» que a la vista, cumplo bien con mi dosis de no-existencia. De hecho, conozco a personas que creen que no existo de verdad, que simplemente me materializo de vez en cuando por cuestiones probabilíticas de la entropía. Yo les digo que, atendiendo a la vida del Universo, tienen toda la razón.. pero ni por esas.

    Saludos.

  5. Teóricamente, este post debería haber pasado desapercibido y sin comentarios… Aunque desde mi inexistencia tampoco debería agradeceros vuestros fantásticos comentarios, fantásticos los tres. Así que no voy a agradeceros que me acompañéis, o no, en mi inexistencia. No puedo mandaros abrazos ni saludos. Aunque me den ganas 😉

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