Quédense con mi hijo

Cada año, decenas de padres de toda España acuden a la Administración para reclamar que se hagan cargo de la guarda de sus hijos menores de edad, porque se sienten incapaces de seguir educándoles o desbordados por las malas relaciones que se han establecido entre ambos.

Mientras andamos sosteniendo aquí un apasionante debate sobre la posibilidad de educar en casa a los hijos, me sorprende encontrar en El País de este lunes un reportaje titulado como este post, y del que está sacada la cita de arriba. Así que unos reclamando su derecho a educar en casa y otros queriendo que se lleven a sus hijos de allí por no poder educarlos de ninguna manera. Los que quieren darles toda la educación posible y los que afirman no poder darles ninguna coinciden en encontrar problemas legales. Unos quieren educar más y los otros no pueden más. En fin…

Acerca de Juanjo

Profesor de Filosofía

Un Comentario

  1. Martín Núñez

    Y yo que creía que eso de la «doble moral» era solo cosa de los otros.
    Pues eso Juanjo, que me quedo con las plantas del post anterior y las prefiero a estos «sinsentidos» a los que diariamente nos enfrentamos.
    Saludos

  2. ¡A estos que los eduque Marchesi también! En desdoble con Enguita..:)

  3. Lola

    Hola Juanjo. Buen contrapunto, compañero. Éste caso me suena más porque lo he vivido de primera mano. He visto a alguna «madre» (el padre en la cárcel) con nueva pareja y nuevos hijos, pidendo que le «quiten de encima» a un hijo que no «cuadra» con su nueva familia. Extraño sentido de la estética. Como si los hijos fueran de quita y pon. Y también he visto una familia destrozada por la muerte del padre que pidió ayuda, la rcibió y ha conseguido reconducirse, después de tener a uno de los hijos en un centro y en un piso compartido con cuidadores.
    Quiero decir, que no todos los casos son iguales y que prefiero a una familia desbordada que pide ayuda sin renunciar a sus responsabilidades a otras, igual de desbordadas que no dicen nada y sólo están dejando pasar el tiempo para que los «problemas» cumplan 18 años, porque no existen responsabilidades con efecto retroactivo, que también las hay.
    Un saludo.

  4. Salirse de la fila

    ¡A estos, que no los eduque Garrido, ni Urra! Que con defensores así, no necesitamos fiscales.

    ¡Y Paola González que vea el vídeo «Sugus y Brandy»! A ver si sigue afirmando que «Los padres han de actuar como padres y los menores como menores» 😀

    ¿Hay algún padre, alguna madre, que se declare inocente? Porque entre tanto límite y norma, tan escasa disciplina y exceso de permisividad,… ya no sé si hay que poner límites a las normas o ser disciplinados con la permisividad

    ¿Alguien, de verdad, ha visto un «niño sin límites»?

  5. Pingback: El Hoyo « Salirse de la fila

  6. Y hay un tercer tipo de padres, que son los más numerosos, que son los que mandan a sus hijos al cole o al instituto con la intención de que sea allí donde se les eduque sin tener ellos ninguna responsabilidad, aunque pidiendo continuas explicaciones a sus profesores cuando ven comportamientos inadecuados. Yo tuve un padre de un tutelado mío que un día me recriminó: «Pero, ¿es que usted no puede hacer que mi hijo estudie y haga los deberes?» Su hijo no hacía ni caso nunca de lo que su padre pedía, y quizá su padre echando las culpas a otro aplacaba su conciencia.

    yotambiensoyprofesor.blogspot.com

  7. y un cuarto y un quinto tipo… y un.. ¡hay tantos tipos de padres! Uno de los más molestos es el que te viene defendiendo al chico -con la escopeta cargada- aleccionado por el propio chico. He conocido algún caso -pocos agraciadamente. Son padres que suelen estar sobrepasados por el hijo -el cual ha aprendido a manipular por el propio ejemplo de los padres entre sí. En esto casos lo mejor es apartarse con elegencia, porque la cosa pinta fea.. creemos que va directo a estrellarse, pero no es así, es el tipo de gente que se lleva siempre a otros por delante.. y ellos se van de rositas la mayoría de los casos.

    Saludos

  8. con elegancia claro…
    y me perdónenme los anacolutos.. más efecto de la prisas que de mi poca aplicación a la gramática.

    Otro saludo

  9. Ese cuarto tipo quizás sea el más numeroso, en mi experiencia, y son muchísimos los que atiendo a diario. No coincido con lo que afirmas, Unprofesorcualquiera…

    Piden ayuda, asesoramiento, orientación, profesionalidad, cariño, seguridad, acogimiento, información, estímulo, ánimo. Otra cosa es que mayoritariamente se lo demos o les echemos las culpas y punto. He dicho en mil sitios que a los padres los hemos echado los profesores de la escuela y que podemos recuperarlos. Si solamente se les llama para criticar a sus hijos, para iyectarles negatividad, jodidos estamos. Probando a contactar con ellos para estimularlos, premiarlos psicológicamente y encontrar puntos de unión se puede avanzar mucho en muy poco tiempo.

    Otra cosa es que se parta de una concepción negativa de lo que los padres suponen en un centro educativo. Creo que hay miedo, mucho miedo y desprecio, en una concepción general negativa del papel de los padres en la enseñanza-educación. Si probamos a verlos de otra manera ellos también lo hacen. Trabajo en equipo, vamos. Pero para hacer equipo nosotros también tenemos que querer serlo. Y no partir de que los padres no hacen nada.

  10. Por supuesto que muchos vienen en busca de ayuda y orientación (sin entrar en si estamos preparados o no para dársela en muchos casos o si en ocasiones sobrepasan nuestras competencias y se actúa más con voluntarismo que con conocimiento), pero no es a ellos a quienes me refería. Hablaba del padre/madre que sin preocuparse del hijo y descuidando su labor como padres, luego vienen pidiendo explicaciones. Un ejemplo. Los papás de Pepito no han pedido nunca una cita con el tutor, no se han interesado cuando el niño ha tenido unas malas calificaciones o problemas de disciplina, y cuando llega final de curso y se encuentra que su hijo va a repetir vienen diciendo que cómo se ha llegado a esta situación y no se les ha avisado.

  11. También los hay, también. No lo niego. Pero también digo que hay que preocuparse desde el instituto por contactar con ellos por parte de los profesores, no quedarnos a esperar…

  12. Lola

    Lo que no podemos es caer en contradicciones. No podemos quejarnos de que las familias no se implican y al mismo tiempo, no facilitarles la participación. Quejarnos de que desde las familias y los centros enviamos diferentes mensajes o contradictorios entre sí, y al mismo tiempo no favorecer el contacto con las familias e intentar unificar, acordar los mensajes.
    Claro que las familias son distintas, las hay más sensibles o menos, las hay que escuchan y las hay que no, pero también hay profesores y profesores, y tutores y tutores… La autocrítica es muy sana.

  13. Exacto, Lola, de esa autocrítica hablo, justo de ésa.

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